El Rif hasta el primer tercio del pasado siglo XX, con la ocupación de la vertiente norte por España y la vertiente sur por Francia y con la creación de los dos protectorados, se presentaba como un mosaico de pequeñas tribus ( 56 en total) o cabilas independientes con nula o escasa conexión entre ellas.
Esta atomización de tribus y el marcado carácter independiente bereber del rifeño se refleja en su cerámica.
Partiendo de una misma técnica de fabricación, modelado y cocción en horneras de suelo, y con mínimas diferencias técnicas entre ellas, cada tribu desarrolla formas diferentes y concretas, así como son diferentes los motivos que componen la decoración de estas, que a veces coinciden con sus tatuajes faciales y corporales, y que marcara el sello de identidad de cada tribu.
Situada al norte de Marruecos paralela a la corta mediterránea y frente de la costa española (Marbella), esta habitada desde tiempos inmemoriales por tribus bereberes islamizadas.
La zona que ocupa esta tradición alfarera abarca toda la cadena del Rif y sus contrafuertes. Su mayor cumbre es el Tidirhin con 2.452 m en la región de Ketama. El Rif central muestra un relieve abrupto a orillas del Mediterráneo siendo frecuente que acaben en acantilados, en cambio el pre-Rif, vertiente sur que ocupa la provincia de Taounate, acaba con suaves colinas con un paisaje mas verde y fértil.
El área de producción tradicional de esta cerámica femenina era un mosaico de 58 pequeñas tribus e innumerables fracciones. Estas formaban un triangulo desde Tetuán hacia Nador y llegaban por el sur hasta la provincia de Taza. Al final del siglo XX cuando iniciamos nuestro trabajo de campo quedaban en activo el 70% de ellas.
En el 2020 solo unas 8 tribus siguen trabajando bajo encargos comerciales.